Ciudad

Esculpir Vidas
Un silencio profundo me invade en estos momentos... Sólo se escucha un penetrante silbido con sabor a tiempo. ¡Plas, plas, plas! Son los pasos de un caminante, de senderos polvorientos, sus pies yacen cansados, pero su corazón permanece abierto. Se abre a cada instante cuando se acarician los sueños. Va dibujando sonrisas y recogiendo lamentos. Con e! escoplo entre sus manos anda esculpiendo la vida de aquellos que optaron hacerse semilla un día como parte de un granero ¡incierto!!.

¿Eres tú parte de este granero? ¡La historia te ha marcado!, con sus fortuitos encuentros, donde en más de una ocasión has quedado desecho, llamando al reconstructor para que repare tus sueños.

Nadie que toca el barro, palpando su propio espejo, puede quedar igual, jugando a ocultar e! sol con un dedo. Sientes en tu propio cuerpo aquella realidad tan cierta, descomponiendo lo adverso. Envuelta de sentimientos de locuras insospechadas y extraños silencios, donde Zeus se cruza con el Aquiles de Homero. Al [mal de la batalla queda el ciudadano común venciendo.

y sólo queda un entonces, un después, con olor a frescos tiempos, sientes el suave susurro de este momento, cómplice de realidades humanas como e! robar un beso, caminar tras la lluvia con e! silbido suave de las ranas en estas noches de invierno, donde el tú queda diluido en pequeños acontecimientos.

La noticia está en la calle, en la mujer seducida suavemente por el cigarrillo, allí estás tú calmando la ansiedad ante el estrés cotidiano de una Caracas congestionada, donde la supervivencia del más apto entra en evidencia al transitar por las pobladas calles de la capital. Es la canción mortal de la chicharra, aquella que anuncia paradójicamente su muerte y la de miles de gotas al caer al suelo, es el grito chillón del niño improvisando versos de hip hop o un joropo trillado que capten la atención de los viajantes del metro, somos tú y yo quienes a vuelo de pájaro giramos 3600 la historia de lo que pudo ser y simplemente no es.