sábado, 17 de julio de 2010

El insomnio acaba con el sueño

En algunos casos el no dormir es síntoma de muchas enfermedades.

Cuando el ser humano se preocupa en recordar acerca de cómo distribuye las actividades que ejecuta día a día, llega a la conclusión de que pasa durmiendo una tercera parte del tiempo y, sin embargo, es curioso comprobar que a veces se considera perdido el período que es dedicado a las horas de sueño.

Investigadores de la Facultad de Medicina de Harvard y de la Universidad de California, en Estados Unidos, descubrieron que las personas con problemas para dormir sufren una pausa temporal en la actividad del lóbulo frontal, una región del cerebro que mantiene y regula las emociones. Esa interrupción estimula las reacciones exageradas a las experiencias negativas y, especialmente, predispone a padecer irritabilidad cotidiana.

La duración y profundidad del sueño varía de una persona a otra, debido a las características biológicas producto de cientos de miles de años de evolución, que nos han programado para requerir entre ocho y nueve horas de sueño diario. Tiempo determinante para que el organismo se recupere de la fatiga y agotamiento que deja la excesiva actividad física y mental que se realiza durante el resto del día.

Estudios médicos explican que la acción de dormir, desempeña importantes funciones retroalimentad~s, renovadoras, energizan tes, para la mente y el cuerpo. No obstante, hay personas para las cuales el momento del descanso se convierte en una lucha diaria contra el insomnio. En ocasiones es causada por el individuo, debido a las circunstancias laborales y sociales de la vida actual, es decir, usa el tiempo para ampliar su jornada de trabajo, asiste a distintos espectáculos nocturnos, realiza actividades de estudio, viaja a larga distancia, etc.

Las causas generales que pueden provocar el insomnio pueden ser: ambientes inadecuados (luz intensa o sonidos exteriores), enfermedades físicas (dolores corporales fuertes), la alimentación (el exceso de comida, bebidas o sustancias estimulantes), y los trastornos psicológicos o emocionales como la ansiedad, el estrés o una depresión, todos estos agentes impiden conciliar el sueño.

Para evitar sufrir de insomnio, especialistas recomiendan antes de dormir: un baño con agua templada, un paseo después de cenar o un rato de lectura, evadir la ingesta de café y té, sobre todo por la tarde-noche; también es aconsejable no tomar bebidas de cola, alcohol u otros excitantes. Igualmente/es importante que al cenar, comamos alimentos ligeros y como mínimo dos horas antes de irnos a la cama. Además para conciliar un sueño placentero no existe algo más confortante que un masaje, el cual ayuda a eliminar el estrés y a desconectarnos de los problemas diarios.

Sindy Moros

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