EL DÍA QUE VOLVIÓ A NACER (Parte I)
Ya es parte de nuestra cotidianidad; previo a salir de casa nos persignamos y así sea muy breve elevamos una sola plegaria, "Señor, cuídame y protégeme de todo mal".
Lamentablemente para algunos, pareciera que estas suplicas no son escuchadas. A diario en la ciudad de Caracas existen asesinatos catalogados mayormente como "ajuste de cuentas", uno que otro secuestro, ya sea express o no tan rapidito; y decenas de robos a mano armada o quizás, con una especie de suerte para las victimas, intentos fallidos de estos.
Ese fue el caso de Antonio, estudiante universitario de 21 años de edad; hace siete meses que su visión de vida cambió y se ha visto marcada por un suceso que ahora lo acompaña día y noche.
"Era un día normal y corriente, salí tempranito pa' irme a la playa" entre risas y un poco de picardía nos cuenta como se desarrolló todo a partir delprincipio, "claro! Porque los cuentos son más sabrosos cuando se echan desde el comienzo".
Fue a la playa y regresó, venía de higuerote y agarró tremenda cola en la Cota Mil, característico de un día de semana en la ciudad capitalina. El carro empezó a echar vaina; tenía una falla que lo llevo a abandonar la transitada avenida en la primera oportunidad que tuvo; para no quedarse varado en el medio de aquel ajetreo de gente regresando a casa en plena hora pico.
Logró bajar por la entrada de Sebucán, en la primera cuadra doblo a la izquierda y luego a la derecha, nunca lo olvidará. En aquella calle a las 07:00 PM había muchos carros estacionados frente a casas muy bien iluminadas, habían vecinos hablando y niños corriendo. "Nunca me imaginé que esa calle tan linda hoy me traería tan malos recuerdos", comentó cabizbajo Antonio que no podía ocultar en sus ojos la tristeza de recordar aquel acontecimiento... (Continúa)
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