La Escuela que queremos
Todos siempre hemos soñado en ir a un sitio donde las ilusiones y fantasías se hacen realidad, un lugar donde cada día se va haciendo un cuento, es como ir escribiendo grandes espacios de tu vida llenos de imaginación y aprendizaje. Es lamentable saber que muchas veces estos sueños son frustrados por una educación a medias, ¿Sí, a medias? Porque la educación depende del interés del educador y del educando.
Carmen, por ejemplo, sale todos los días a diez para la seis y se encamina a la parada donde agarra el jeep que la conduce a su liceo. Ella pertenece al 8,78% de repitientes del séptimo grado; su madre la ha amenazado: "¡Si te raspan otra vez, te pongo a trabajar!" Juan, tiene 16 años, no quiere estudiar y lo botaron del liceo por "revoltoso"; él es parte del 6,8% que deserta de la escuela. Vicky, es colombiana de nacimiento, sus padres la trajeron a Venezuela cuando era apenas un bebé, hoy está por salir de cuarto grado en la escuela Vicente Emilio Sojo de la parroquia La Vega; no tiene papeles legalizados en Venezuela y sus progenitores tampoco. (Fuente: Centro de Investigaciones Educativa)
Durante el gobierno de Hugo Chávez, se han aprobado varias legislaciones para evitar la deserción escolar, comenzando con la Constitución que obliga a la escolaridad hasta el bachillerato; incluso existe un empeño importante para que la educación sea gratuita, y que incluya a la mayor cantidad de personas al incorporar 3,5 millones de participantes en las misiones (Robinson I y 11; Ribas y Sucre). No obstante, podemos observar otros hechos problemáticos para el entorno educativo que urgen resolver, tales como: la falta de actualización del currículo de la educación básica y diversificada, deficiencia en la calidad de enseñanza impartida tanto en las misiones como en el régimen tradicional, infraestructura en condiciones inadecuadas, renovación y formación del personal pedagógico, disponibilidad de cupos escolares, duración de la jornada escolar, días efectivos de clases, remuneración del profesional de la docencia, el abandono de las obligaciones colegiales, violencia en las aulas, entre otros.
Al conversar con la profesora Lourdes Campo sobre el tema educativo, precisó su inquietud y preocupación: "Necesitamos maestros por vocación y no maestros sidosos que sufran del Síndrome de Indiferencia Dócilmente Asumida; la mayoría tiene una indiferencia con el alumno y les importa un comino, como decimos en criollo, lo que le pasa a éste, que bien pudiera pasar por su hermano o su hijo".
La escuela ha de ser, para cualquier estudiante, un sitio de crecimiento mutuo, un lugar de aprendizaje, donde se valoren desde las cosas más sencillas hasta los más grandes logros.
¿Saben? Un día, caminando por las calles de Caracas, me encontré con una niña y me dijo: "Yo soy la arcilla y mi escuela, mi alfarero, porque me moldea". Y eso debe ser la educación, un lugar donde se le da forma al futuro, porque "Escuela somos Todos".
Ediliana Hurtado
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